En las ventanas del alma,
se acumulan aguas saladas,
mientras el pequeño corazón
se languidece en gris prisión.
​Aquella puerta del sonido
susurra un eco perdido,
pero aún así, quebrantada,
arroja al tiempo una granada,
que cayó en el olvido,
quedándose allí perdido.
​Suspiros lanzados al viento
carecen de todo sentimiento,
mientras el eco del silencio
guarda el intenso misterio.