El Cronista sin puerto

Bongiorno, Princhipesa.

Bongiorno, Princhipesa,
a veces despierto pensando en ti,
aunque no sé si te sueño
o si te invento para no sentirme solo.

Tu voz suena en mis días
como una canción en otro idioma,
“Ciao, amore… tutto bene?”
y no sé si responderte o esconderme.

Hay noches en que quisiera tenerte,
y otras en que prefiero el silencio.
Quizás te temo,
o tal vez me temo a mí mismo
cuando me miro en tus ojos.

Dolce confusione,
así eres tú,
así soy yo cuando pienso en ti.

Bongiorno, Princhipesa —
aunque no estés,
aunque no sepa si quiero que estés.