Los trovadores del miedo roban sueños y adormecen el espíritu ansío de luz.
Su hermetismo no es cauto ni pausado, se adhiere al cuerpo como lumbre a la brasa, dejando cenizas sin pasto.
Soledad emergente, sin canción ni tuna, sin luna ni sol; asoma una vela encendida sin sombra ni amor.
Traumas arrastrados hasta la amargura, hunden el espacio hasta el infinito.
Aniquilan esperanzas, tientan el ocaso, y la razón merma al paso de promesas sin firmas.
No sucumbas a ellos, te vencerán.
Luchar contra la rapsodia del terror es talento y valentía, tu sustento y tu guía.
(Gloria Villanueva)