El olvido es un recuerdo muerto
que poco a poco,
carcome tu alma.
He vuelto a mí misma
con los mismos daños,
vestida de blanco
y envuelta entre espinas,
te esperé desnuda
con la puerta abierta
y el rumor del mar
me ha vuelto cenizas.
Quizá no era fuego,
sino solo humo
ardiendo por dentro
para contrariarte,
pues soy tierra infértil
y tú eres sequía
creyéndote lluvia
para conquistarme.
Bebiste en mi suelo
cuando te secabas
y luego los besos
te fueron escasos,
devoraste el mundo
para no buscarme
y en la nada estuve
como un libro en blanco
Me pediste un tiempo
y te di una vida
porque nadie entrega
lo que no posee,
ahora soy un trozo
que espera el ocaso;
pero estoy ardiendo,
ardiendo,
ardiendo.