Las hojas caen en la alborada
sin tocar el suelo fantasioso;
en la inercia del deseo ansioso
de una vida cuasi apagada.
Pinta en el sueño una pincelada,
un retrato sin forma ni fondo,
un suspiro desde lo más hondo
inaudible en la madrugada.
La savia en la otra vida brota
renovada y cristalizada;
absuelve el yerro por casi nada
te da el triunfo en la derrota.
Siguen cayendo las viejas hojas
sigue brotando la savia rica;
el sueño prolijo te salpica
la fuerza lívida te sonroja.