JUSTO ALDÚ

AL POETA VIRTUAL (verso libre)

Oh, poeta sin fronteras,

tus dedos son luciérnagas del pensamiento,

encienden pantallas como antiguas hogueras

donde el verbo se abriga y renace.

 

Ya no hay pergaminos ni tinta que manche,

solo el fulgor eléctrico de las ideas,

la chispa que atraviesa el silencio digital

y se posa en el alma de quien escucha sin rostro.

 

En tus versos no hay distancia,

solo un hilo de voz suspendido en la red,

una constelación de almas escribiendo

desde el anonimato de su ternura.

 

Cada palabra que envías viaja sin pasaporte,

rompe los mares del tiempo y la geografía,

y llega, intacta, al corazón del desconocido

que te lee como si te abrazara.

 

Oh, poeta virtual, arquitecto de la neblina,

tu templo es un teclado, tu incienso la emoción.

En este mundo de ruido y algoritmo,

aún sostienes —como antorcha— la belleza.

 

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