Si pudiese volar sin tus alas
y ver las estrellas altísimas
sin la onda luminosa que les das,
sería un hombre más en la corriente,
atrapado en un vuelo vacío,
pero llegan tus ojos y me dan,
a veces a fuerzas, sin quererlo,
una mano que se mueve loca.
Ven, numen, a dormirte en mi boca,
agita tu respiración lenta
en la oscura punta de mis dedos,
toma mis ojos y llévatelos
allá, donde cae la vida vieja
y la sombra de las cosas muere,
porque la vida felíz asombra
solo a aquellos de tan poca monta.