El silencioso eco de tu ausencia,
resuena en mi pecho,
cada letra no enviada,
un latido más que se queda atrapado,
como mil palabras que se enredan,
en la bruma de un amor olvidado.
Hoy es nuestro aniversario,
las flores que antes florecían,
en el jardín de tu mirada,
ahora son solo las sombras,
de un jardín que está marchito.
Te espero, lo sabes,
con el corazón latiendo en el vacío,
de una conexión que ya no existe,
pero, ¿por qué no me hablas?
Tus promesas flotan en el aire,
como hojas secas danzando,
en un viento raudo y cruel;
recuerda me dijiste que yo era,
y siempre sería el amor de tu vida,
y, aun así, me dejas aquí,
esperando un gesto tuyo,
una señal que nunca llega.
¿Por qué no tienes el valor,
de decirme que ya no me quieres?
Caminamos juntos, abrazados,
por tantos senderos de sueños,
pero ahora mis pasos, todos,
resuenan en la soledad.
El peso de lo no dicho,
se convierte en un grito,
saliendo de mi garganta,
una llamada hacia el abismo,
hacia un lugar donde,
el eco de tu risa,
ya no me persiga.
Nunca dejaré de amarte,
tampoco he de extrañarte,
aunque el nefasto tiempo,
se cruce entre nosotros,
como un viento helado.
Decido alejarme, te lo juro,
ir muy lejos de estos recuerdos,
enterrar mi amor, entero,
en la arena de tu olvido.
Que el mar se lleve mis lágrimas,
que el viento las susurre,
y que el sol ilumine siempre,
mis pasos hacia adelante,
donde ya no haya huellas tuyas,
donde solo queden, solo,
las memorias de un amor,
que fue y no es, que duele,
pero me enseña a volver a amar,
a vivir, tan lejos, sin ti.