Ha pasado mucho tiempo y muchas circunstancias han cambiado en nuestras vidas, de las cuales ambos hemos sido ajenos. Ajenos al gozo, a la paz, al dolor e incluso al llanto que la vida nos ha deparado.
Espero sinceramente que te encuentres muy bien, que Dios y la vida te colmen de serenidad y bienestar. Deseo que alcances todos tus sueños y que la felicidad resuene en cada rincón de tu hogar.
Por mi parte, te cuento que cambié mi número de teléfono y también de empleo. Gracias a Dios, me encuentro estable y bien.
Como siempre te lo he dicho, hasta la última rosa.