Delirio en este nubarrón añil de media noche,
A su perfil de ensueño mitico, en mi; imantado,
Y sobre el arco de cupido de sus labios,
Procede a columpiarse,
Un intrínseco estelar carnavalesco, inmaculado.
Luna, tu qué empinas sobre si, cuál perlado coche,
Y sobre mi, cerril, diabólico, pedestre...
En tanto,
Deliro... Incidiendo tras el velo de tu claro,
Y, embriagado en la delectación de ese presidió arlequinado,
Fulgurante, frente a un destajador relámpagazo,
Que le nombre, para aderezar mi hambre.