Nos bastaron unos días para escribir un universo con las manos.
Las calles aun guardan tu sombra, y en cada silencio parece que respira tu nombre.
Dejamos atrás lo que el alma no quería soltar, sabiendo que algunas historias no terminan: solo descansan.
El viento me repite tus palabras que aún no dijiste. Y en cada amanecer hay algo de ti, como si el destino ensayara el instante en que todo será más hermoso que lo fue.
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Rafael Blanco López
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