Hoy desperté con un brío profundo,
Creyendo que el mundo era un campo fecundo.
\"¡Hoy viviré!\", pensé con fervor,
Como si este instante fuera mi mejor valor.
En mi centro laboral, la ilusión brillaba,
Un nuevo comienzo, el alma vibraba.
Pero la pared se alzó, fría y cruel,
Despertándome abruptamente, ¡qué trance tan fiel!
La realidad, esa sombra que acecha,
Me recordó que la vida es estrecha.
Y así, de vuelta a mi oscuro confín,
Donde el tedio es rey y la pena, festín.
Ignoto destino, sendero sin luz,
¿Cuándo escaparé de esta cruel cruz?
Anhelo un respiro, un nuevo horizonte,
Donde mi espíritu al fin se remonte.
Quizás mañana, con renovada fe,
Logre encontrar la senda, el nuevo café.
Pero hoy, la verdad me golpea sin piedad,
En esta ignota rutina, sin felicidad.