Querido pequeño,
No sé cómo empezar,
pero sé que te he sentido por mucho tiempo.
Perdón por las veces en que sentiste que estabas solo,
cuando en realidad lo que necesitabas era un abrazo,
una palabra amable,
o que alguien simplemente se sentara contigo a decirte:
“Está bien, yo estoy aquí.”
Hoy vengo por ti.
No con juicios,
ni con exigencias.
Vengo con el corazón abierto,
para decirte que eres suficiente,
que no tienes que esforzarte tanto para que te amen,
porque yo ya te amo.
Eres valiente,
eres tierno,
y eres profundamente bueno.
A veces vas a sentir miedo,
rabia
o tristeza,
y eso también está bien.
Yo no te voy a dejar.
Te voy a cuidar.
Te voy a hablar con cariño.
Voy a jugar contigo.
No estás solo nunca más.
Con amor y ternura.