Necesito ayuda,
pero no de los demás,
sino de aquella que me enseñó a amar.
Aunque esté en otra ciudad,
en el fondo sé que sabes
que aún te pienso,
así como sé
que tú también me piensas.
Sé que no volveré a encontrar
lo que buscaba en ti,
y tú no volverás a encontrar
lo que encontrabas en mí.
Por eso,
es mejor quedarnos
como el recuerdo de algo bonito,
y seguir nuestros caminos
hasta que Dios quiera.