En una taberna de pacotilla,
de la tarde a la noche subsiste con su vodka,
inclinado al humo y la ceniza...
Sin dejar ninguna huella,
y solo... siempre solo, sin nadie que recoja,
para el alma su poesía...
Adiós a la mitad de su vida,
de forma lenta el sol del ocaso se le retira...
mientras vuelve a su casa...
Sin amor ni fortuna,
un verso para el cielo y otro para el alma...
ahora, y después de nada...