Cómo olvidar los recuerdos,
de aquellas tardes que nunca existieron,
tus manos cálidas acariciando mi cabello,
no fueron más que anhelos impíos, de una mente presa de ensueño
Quiero entender por qué aquella mirada,
cargada de una dulce tristeza amarga
Me refleja de tu alma, un secreto envuelto y escondido
Aquel consumido en el fuego impaciente y titilante, que aprisiona un deseo contenido
Nunca fue la piel o la carne, quienes causaron este martirio sin tregua
No, fue mi alma reconociendo a la tuya;
Mi existencia respirando tu presencia
El reconocerte con mis sentidos
El sentirte a ti, a tu corazón y tu esencia
¿Reconocerías lo que en tu pecho arde, si supieras que la respuesta es un sí?
¿Que eres la mañana, día y noche, de un amor desesperado en frenesí?
¿Podría tu alma descifrar, de lo que de mis palabras, nunca te di?
¿Comprenderías lo que para mí fuiste, sabiendo que estos versos son para ti?