¡Oh barcarolas incendiarias!
nubes que se deshacen
de los últimos poemas.
Alguien nos dice que el poema
no es nuestro,
no es de nadie.
Alguien nos revela
el sexo de la estrella.
Pero tu pecho estallas,
entre pastillas y hojas secas.
Nube rastrera
de pequeños silencios.
Nube baja,
inamovible
de un camino incierto.
Y das el parte
a las pupilas
que nunca te reconocen.