Para quien ha mirado el abismo de un deseo y decidió saltar, sabiendo que ardería, pero prefiriendo el fuego a la frialdad de no sentir. Para quien entiende que amar puede ser un pecado, una guerra, un infierno… pero es el único destino que vale la pena habitar. Que estos versos recuerden que algunas condenas se eligen con los ojos abiertos, y que el mayor de los riesgos es no atreverse a perderse en ellos.
Para ti, mi Pantera Negra.