EL QUETZAL EN VUELO

LA SORPRESA SORPRENDIDA

Las sorpresas solo sorprender a quién quiere sorprender a alguien, así me paso a mí, cuando reflexionaba sentado en la plaza vieja, en el mero centro de una ciudad que oscila entre el pasado español, Criollo y por supuesto Moro. Salí a buscarte y tu como nube ya habías sido llevada a otras tierras. No sé porque te fuiste, porque no esperaste, perdí mi brújula en un campo de Maíz.

 

Recorrí las calles de esa ciudad, buscando las huellas de tu caminar, en algún momento debiste de haber pasado por aquí. Entre a la catedral de san Cristóbal a pedir que el milagro se hiciera realidad, aunque tarde. Me sentí parte de esa promesa, Intente fastidiar mis pulmones con el icónico humo de un habano, pero me lastimo al ver cómo se disipaba, en el viento. Como Tú.

 

¿Dónde te busco?, sé que estas flotando en un poema, como botella f en el mar, como un SO. S, pero llego el tiempo de tocar tu mano con la que escribes, mirar lo que tus ojos ven cuando piensas, tocar esas aguas que lavaban tus pies de tarde. Te busque por esos callejones, con raros nombres como espada, bayona o Churruca. Tan emblemáticos y floridos como raros.

 

Me gustaron más los callejones, que la famosa calzada o calle del obispo, ese pedazo de capitalismo y telaraña para el turista. Yo pensaba para mí mismo, ¿para que quiera un recuero si llevo viviendo de eso los últimos tiempos?, Quiero verte sonreí, ser parte del viento que juega con tu pelo, tomar tu mano, caminar tomados de las letras, enlazados tu alma y mi corazón.

 

Me sentí, como un Quijote, que le pesan las armaduras, como a mí la piel, los huesos, el pensamiento y algunos poemas. El último lugar para encontrarte es el mar.  Recorrí sus playas hasta encontrar el eco de tu voz, las huellas de tu pies en alguna de sus playas y una en especial que compartiera mi desolación, tristeza y sobre todo, sorprenderme al quererte sorprender.

 

LENNOX

EL QUETZAL EN VUELO