Vengo de tan lejos,
que mi futuro es la sombra de mi pasado,
para seguir viviendo...
Y ando tan despistado,
que incluso manché mi blusa de morapio,
en la mesa del escritorio...
Me quemé un dedo,
encendiendo un cigarro con el mechero,
como si fuera un ciego...
Y tengo un secreto,
que ya no amo con los ojos del tacto,
ni acaricio su pelo...
Ni soy tahúr, ni soy mago,
pero sé que los años me han engordado,
y vivo muerto de miedo...