Manuel Valles

Una tarde en el Parque Hundido

A Tomaso Albinoni 

(Padre de la música barroca)

 

Llega a mi alma el sonido aquel, suave y cortés,

de un concierto lejano que apenas se oye.

Entre la bruma de esta mañana triste

algo se alegra en las honduras del parque.

 

Sentado en la banca del jardín, sin gente,

siento un viso musical en los árboles,

no hay bisojo en la mirada que me turbe,

solo hay tu música, Tomaso, por siempre.

 

La niebla es una caricia que me cubre

y mi cuerpo una gran masa que sucumbe,

mas la música levanta mi alma pobre

y a su generosa luz pido me alumbre.

 

Mi alma halló su cobijo en tus notas, hombre,

y al abrigo de tu música celeste

un concierto vuestro, abulico os pide,

el angustioso desvelo de lo ausente.