Meli ;b

Donde tus heridas descansan y mi devoción despierta

Si te miro a los ojos, vas a mirar mi brillo,

como constelaciones de estrellas.

Lo quiero, pero lo quiero de una manera

inhumana, que hasta la noche se arrodilla ante ella.

 

Mientras admiro la luz que en tu alma reposa,

abrazo esa pena antigua que aún te acosa.

Mi mente suspira, te nombra en oración,

solo tú eres mi causa, mi fiel devoción.

 

No te aferres a los árboles, ven y cae en mi

abrazo; yo haré polvo tu miedo,

lo destruiré despacio.

Guardaré tu dolor, tu ternura junto a mí,

y no habrá manos rasposas que te toquen

mientras yo esté aquí.

 

Confiar, algo que siempre pedí en mi vida;

confiar, aun si el dolor volvía a ser herida.

Pero confío, porque mi mente está calmada:

tú construiste calma donde antes no había nada.

 

Te volviste parte de mi alma, mi verdad,

y ya no me conforma un mundo sin tu realidad.

Tu boca no solo susurra palabras al viento,

también hechos que mi corazón ansiaba en silencio.

 

Te entrego mi confianza, lo más real que hay

en mí, mi corazón, porque en él ya aprendiste a

vivir.

Y también mis poemas, mi manera de sentir,

porque los cuidarás como me cuidas a mí.