Dos globos se van
por el alto cielo,
alguien los dejó escapar,
tal vez sin quererlo.
Uno es de color amarillo
y el otro de color plateado
ya no se les ve el pabilo
porque se han elevado
Qué gran emoción,
qué inmensa fortuna,
un globo se volvió sol
y el otro se volvió luna.
Alejandro J. Díaz Valero 
Maracaibo, Venezuela