Un enamorado

Tanto para nada

Tanto para nada,

pues solo recibí dolor, desdén y sufrimiento.

¿Acaso lo merece mi alma enamorada?

¿Acaso merece mi corazón este tormento?

¿Acaso merece mi alma verse de toda dignidad despojada?

 

Tanto para nada.

A tus pies caí rendido,

tu imagen en mi ser quedó grabada,

fui una triste víctima del ruin Cupido,

y me desdeñaste como una vil criatura...

Y ahora dime, solo dime, ¿Qué me faltó

para estar a la altura?

¿Qué tiene él que no tenga yo?

¿Merezco esta miserable tortura?

¡Ay!, sé que no soy suficiente,

mas lo intento, y juro por Dios

que aunque podrás decir que me faltó mucho,

jamás podrás decir que me faltó amor.