A estas alturas
del partido
es algo
imposible
situar el
momento
exacto en el que
me enamoré
de usted.
No sé si fue
durante la primera vez
que nos vimos
o en aquella
vez
en el que
tropezaron por
primera vez
nuestras manos,
o seguramente
fue en aquella
ocasión
en el que sucedió
nuestro
primer beso.
Me voy
por esta última,
aunque tenga
mis dudas.
Pero de lo
que sí no tengo
dudas en estos
momentos
es de que ahora
usted se ha
vuelto el centro de mi todo
y cuando digo de mi
todo
es de mi todo
le hablo
de mi vida
de mi corazón
de mi mente
y de mis días