Veo los picos de los cerros... a lo lejos,
níveos...blancos como una paloma
Mi alma siente la paz que da la belleza
de la naturaleza... viva, llana, ascendente
Ya se siente las brisas del verano... cerca,
fresca... suave como la voz de un anciano
Mi vida presiente las mieles de la dicha,
hay una mujer esperando al final del camino
Hojas secas regadas por el suelo árido...bajas,
esteparias... humilladas como una cenicienta
Mi corazón siente el cansancio de los años,
el otoño ha llegado a posarse en mi ventana
Ya se sienten las ráfagas de un amor sensible,
herido con saña por los abrojos del camino
Mi ego al fin ha desatado los nudos del olvido...
una mujer me espera al final del camino.