La juventud de hoy, con el mundo en la mano,
conectada a la red, sin importar el plano.
Con la tecnología al alcance, sin igual,
y la información fluyendo, en un torbellino virtual.
La juventud de los 70, con sueños de revolución,
luchando por ideales, con fervor y pasión.
En las calles y plazas, alzando la voz,
contra la injusticia y la opresión, sin temor.
Los jóvenes de ahora, con la mente abierta,
a la diversidad y la inclusión, sin careta.
Con conciencia social, y preocupación ambiental,
buscando un futuro mejor, para la humanidad.
Los jóvenes de antes, con la rebeldía a flor de piel,
rompiendo esquemas, y buscando un nuevo papel.
Con la música como bandera, y el amor libre como ideal,
construyendo un mundo nuevo, sin mirar atrás, jamás.
La juventud actual, con incertidumbre y ansiedad,
ante un futuro incierto, y una realidad fugaz.
Pero con la esperanza intacta, y la fuerza interior,
para transformar el mundo, y hacerlo mejor.
La juventud de los 70, dejó un legado imborrable,
de lucha y resistencia, que sigue siendo admirable.
Y aunque los tiempos cambien, y las modas varíen,
la juventud siempre será, la fuerza que inspire.