Bufanda
I
Fondo de oro blanco.
Pobre arpía.
Pobre arpía que traspasa
hambrunas, hielos,
hambrunas del invierno.
Con la sombra del cuerpo
dejó rastro de vuelo sobre la nieve.
Montañas congeladas:
pilares azules.
Allí encuentra las plumas
que ayer, sin querer,
cayeron de sus alas.
Por la franja plateada
pasa la manada de lobos:
enjutos, jadeantes,
su sangre llama, llueve lágrimas.
Pobre arpía pasa.
Cruza miradas con el máximo muerto.
Ambos hallarán huesos mascullados.
Los dejó el otro.
Los mascullaron, sin saberlo,
ellos mismos.
Cae la noche de diamante.
Infierno blanco.
II
Pobre arpía se adentra
en la sombra azulada de la montaña:
caverna de sonidos,
hambre que canta.
Entre la paja,
cabecita de doblado pico se asoma.
Arpía lo mira.
Su memoria es breve,
pero extiende su bufanda emplumada.
Le brinda calor a cabecita
como lo haría
si estuvieran los demás.
Fondo de infinito blanco.
Tornado de huellas.
Esperanza quebrada en esquirlas de muerte.
Sale el sol:
disco ciego entre copos,
ascuas de hielo
que caen como gotas de tristeza.
Pasa el tiempo,
se borran las huellas.
Llueve frío.
Infierno blanco.