Aún te siento a mi lado,
pero solo soy yo sosteniendo,
te envuelves en recuerdo.
Tu mano, sinónimo de caricia,
tu abrazo, sinónimo de refugio.
Si algún día desaparezco,
tienes que saber que viví extrañándote
hasta el último de mis días,
porque tu lugar está en mi corazón,
ahí te guardo, sin temor,
cobijando a mi niña interior.
Extraño al viejo nosotros,
pero hoy, solo quedan restos.
Mi corazón atesora cada recuerdo:
no olvida que fuiste hogar
cuando todo parecía derrumbar;
no olvida que fuiste compañía
cuando todo era soledad;
no olvida que fuiste pan
cuando me sentí desigual.
—Versos de Nana