\"El primer rezo\"
Solitario,
entre ruido mudo y aire frío,
estuve rezando.
No sé a quién.
Si a mis ojos, si a la vida, si a la muerte,
si al casado, al viudo o al difunto...
Rezaba a mi Cristo.
¿Y en qué rezaba?
Habré rezado, quizá, en la vida sobre mi luto
y en el hueso sobre mi alma.
Sino, nunca recé.
Señor, enséñame el nombre mío
y dicta a mi torpe lengua.
Déjame con mi sabor de celda y preso,
déjame helado en este frío
y estruja mi médula hasta que llore de fe.
Así oraba yo a mi Dios.
Y entre el melódico silencio no oí su voz.
Supe que al fin había rezado.