VERBO DE PUEBLO
Cuando el pueblo pronuncia su palabra,
no es solo un verbo: es lumbre que se extiende,
es río que desborda y que no entiende
el cerco, la mordaza, ni la cabra.
Su boca no declama: descalabra.
Sus sílabas revientan lo que emprende
el que redacta en sombra lo que ofende,
y borra la gramática macabra.
Por eso la protesta es diccionario,
es canto colectivo en resistencia,
es grito que desmonta el calendario
y que rompe esa elegante apariencia.
La lengua que oprimida es relicario:
guarda en sí génesis de la conciencia.
JUSTO ALDÚ © Derechos reservados 2025