Para no ser presa de la trampa, 
de aquellos embrujos...
huyó,
se alejó todo lo que pudo,
esquivando los imanes vivos que sacuden todo a su alrededor, 
huyendo del perfume que escapa de los bosques oscuros.  
Pero era inútil,
ya había sido mordido,
ya estaba envenenado
con la toxina del deseo