¡Aldaba de noviembre!
te vas quedando fría en tanto que amanece,
llamando suavemente,
a las múltiples películas en el paisaje...
Eres el hijo de octubre,
y al tacto del aire las hojas cayéndose,
oyéndose decir a la gente,
que tienes el encanto de lo decadente...
¡Aldaba de noviembre!
ha sonado en mi puerta tu llamado reverente,
como un pellizco galante,
cuando el cielo de otoño augura a la nieve...
Ataviado de galas llegaste,
como un viandante activado a lo cambiante,
y en tu soledad caminante,
sabes que el tiempo vuela y te espera diciembre...