Adremnitosia

La oscura bienvenida

La oscura bienvenida no tengo quien me diga.

Escucho ecos de lucha eterno en mi guarida

que tampoco pasa el tiempo: una vida resumida

en el despecho después de ver su ira...

Cuánto descontento acomodo por rutina

en el centro de este pecho que suspira

tan profundo como nunca tú lo harías.

Hay caricias que se sienten como puñaladas frías,

como deudas aún pendientes compartidas;

labios diferentes prometiendo alguna otra huida 

sin desfiles de infelices contra ti ya.

Alivio de la brisa cuando se desliza y guía 

todo lo que queda firme arriba.