Ojos grandes, avellana;
mirada espejo de inocencia.
Casco pensante,
fibra fina de turmalina.
Cuerpo de reloj de arena,
manos—manecillas
del aquí y del ahora.
Cadera turgente,
muslos de mármol,
piel de agave,
piernas de cristal.
Dime,
¿qué esperas de mí
cuando miras con tu alma?
Déjame enredarme en tu cabello,
aferrarme a tu piel,
habitar tu cintura.
Hagamos del amor, tiempo;
de la libertad, deseo;
del placer, horas que no terminan;
nuestro universo, un latido:
tú y yo, despiertos
en lo infinito.