Y un día decidí alejarme,
la razón me lo pedía
más no por el corazón
ya que ese amor
aún permanecería a tú lado.
Fue la dignidad que abrió mi caminar,
pues tú indiferencia era notoria,
no era ya importante para ti,
tus besos fingidos y abrazos obligados,
sabían a desdén y sentimientos disfrazados.