No te amaría de nuevo, aunque camináramos juntos descalzos por la playa en la madrugada de un lunes. Tampoco lo haría si volviera a verte sonreír una noche triste que llenaste de luces al mirar mis ojos y dar gracias a que aun la noche era joven y luego tomaste mis sueños y le quitaste el color grisáceo y lo pintaste todo como el paso de la primavera por el jardín de la vida en otoño.
Fueron muchas canciones que pasaron por mi guitarra. Tonos claros, a veces tristes, cuando atravesábamos la madrugado bebiendo tinto y escuchando cantar a las estrellas, poniéndoles nombre y haciendo concursos de luces, para terminar, mandándoles mensajes a la luna y después perderme en tus labios, arroparme con tu pelo largo y peinando tu alma con ternura.
Decía el viejo profesor de la facultad que nadie se baña dos veces en el mismo rio y Neruda lo completaba diciendo “nosotros, ya no somos los mismos”. El amor no se acaba, se transforma dicen los materialistas sentimentales. Los poetas… Bueno algunos, piensan que el amor llega vive y se va y cuando no dice a donde ira, se llena de polvo el recuerdo y por fin llega a la estación del olvido.
Te ame la primera vez, como torrente de rio que transita por cause inédito. No sé si invente la noche, si compuse canciones o simplemente las tome de tu piel, seguí la huella de la felicidad por todo tu cuerpo, subí por tus robustos senos y baje con los ojos en llamas por todos tus temores y moje el perdón con las lágrimas de tus ojos, para limpiar tus culpas y amarte así.
Hasta te podría decir que amo el recuerdo que ya no existe, que hay canciones que te recuerdan y que aquella estrella escogida, aun brilla en nuestro cielo. Pero en el amor, no existen los errores, ni las mentiras piadosas ni de ningún otro color. Amor y lealtad, son las dos caras del amor. Créeme esta parte de mi amnesia, no te amaría de nuevo, aunque volviera a encontrarte en pedazos y no juntaría tus piezas.
LENNOX
EL QUETZAL EN VUELO