Venía ya, con perfil de luto en el aire, como el azor gitano que rompe la luz del alba.
Era de ala y pena, cristal violeta y escalofrío, una mariposa que lloraba su sino a campo abierto.
¡Ay, el olor que traía el viento! ¡Ay, esa fragancia! Era sal y sombra en la garganta de la tierra seca.
Un jazmín morado de lo que ya no existe, el recuerdo con sus uñas largas, que viene a beber del pozo del olvido.
¡Se anunciaba el temblor!
Como un amante golpeando la puerta.
Un corazón con plumas de zenzontle.
m.c.d.r