Tú eres mi encanto único,
eterna floresta,
el alma y mi canto,
pasión y tormenta.
Desde que te conocí,
en la calle dieciocho,
mi alma se hizo feliz,
enamorado y dichoso.
Y pronto nos amamos
en la recia lluvia,
entre tierra y cielo,
fui tuyo y tú mía.
Desde allí nos fuimos
por caminos distintos
nunca nos olvidamos,
seguimos juntos.
Solo basta una llamada,
nuestra cita pactada,
es hoy o mañana,
mi eterna amada.
Y así andamos siempre,
mi corazón de miel,
melosos en noviembre
con sed de besar tu piel.