Elucidación
Para hablar de conocimientos, debemos, primeramente, saber, qué tipo de estos manejamos o tenemos por manejar, para ello, dividir el conocimiento es clave para conocer, determinar y ejemplificar cuál de tantos o parte del todo poseemos o conservamos en acción misma, puesto que, cada individuo es diferente entre sí y por sí mismo del resto. Debido a lo antes abordado, deducimos tres clases fundamentales:
El conocimiento nominal: exactamente, es el conocimiento de etiquetas, el «haber oído hablar de», o sea, es el más abundante, y, a la vez, el más frágil. Por tanto, es el que se aprende o se conoce a primera instancia, pero no se domina ni se ejercita ni se demuestra; ya sea viendo, oyendo u observando.
El conocimiento habitual: es la habilidad que se dominó en un contexto —un aula, un taller— y que, al no ser ejercitada, se vuelve un fantasma en el arsenal personal. Concretamente, es lo que se aprende, se conoce y se domina, pero no se ejercita ni se promueve ni se demuestra; sea esto viendo, haciendo en el momento en que se aprende u observando a otro que lo hace.
El conocimiento accionable: lo que se aprende, se conoce, se domina y se ejercita; en sí, todo lo que se adquiere, se practica, se promueve y se demuestra constantemente hasta volverlo o convertirlo en un hábito.
Samuel Dixon