En un constante tiempo de silencios
me arrodillo ante mis propios fracasos,
como si el murmullo del viento
quisiera al oído decirme algo.
No puedo batallar con el tiempo
que dentro de mí ha hecho estragos,
mi corazón ha puesto todo el esfuerzo
pero igual mis sueños fueron devorados.
Se transparentan en mí los pensamientos
con el dolor acariciándome las manos,
todo pasó de prisa, demasiado ligero
que no hubo siquiera tiempo para el llanto.
Mudas imágenes para agitar los recuerdos
de todo aquello que fue haciendo al pasado,
donde pasaron amores, pasó con él el deseo
y yo me quedé con mi sombra aquí a mi lado.
Trato de reconocerme ante un espejo
como queriendo ver el rostro de lo amargo,
donde alrededor de mí todo está incompleto
y oigo al viento que me dice: ya hiciste demasiado.