Llegó Halloween, fiesta de importación,
el \"Truco o Trato\", nuestra gran obsesión,
olvidamos la castaña, el dulce de membrillo,
por un disfraz de influencer y un feo calabacillo.
¡Qué modernidad! ¡Qué espíritu yanqui nos inunda!
Se viste el niño de zombi con cara moribunda,
pide caramelos que pagará su padre,
mientras la tradición local... ¡un desmadre!
El Día de Difuntos, serio y con respeto,
queda en un rincón, cubierto de secreto,
ahora la juerga es ley, el terror de pega,
y el que no se disfrace... ¡que se esconda o reniega!
En el súper, claro, la caja ya lo sabe:
\"Gasta en el atuendo que a la americanada cabe\".
Ser monstruo es cool, la moda es ser fatal,
aunque de verdad el miedo... es llegar a final.
Y en las redes sociales, la gran pasarela,
desfile de terror, con pose y con candela,
el español del 25, con mucho desparpajo,
celebra lo foráneo... ¡y olvida el carajo!
Disfraz de catrina, de bruja, de vampiro,
mientras al espíritu celta se le ha dado un retiro,
así es la globalización, nos dice un sabihondo,
y a la tradición de aquí... ¡Que le den hondo!