Vasca

Un Instante

Tus manos dicen mi nombre,
sin pronunciar una letra,
la piel aprende el idioma
que tu silencio revela.

Tu risa roza mi sombra,
se vuelve brisa en mi espera,
y el tiempo queda temblando
debajo una luna llena.
 
Todo sucede en tus ojos,
claridad que me despeina,
cuando tu boca me nombra
el mundo gira y me quema.
 
No hay promesas ni distancias,
solo el temblor que nos queda,
cuando el deseo se enciende
como una luz en la niebla.

Tu voz me envuelve despacio,
me ata y luego me suelta,
y en el perfume del aire
descansa toda mi entrega.