Mi yerba amanece en cada mejilla
anunciando el pasar de los días
La laguna encima de estas rodillas
llena de esperanzas sin cobardía.
Fatalidad del perenne momento
columpia la fugacidad del lento,
Todavía no soy un sin movimiento
disfrutaré más al aire que al viento.
Acuñado por la tristeza al volverme adulto
acunado al ataúd desde mi nacimiento
disfruto el ruido de mi felicidad de luto
discurro al ocaso de aquel cemento.