Apareces en mi sueños, como una
santa imagen sublime.
tersa, incorrupta e inmaculada.
Así, tierna y encantada.
Me declaro religiosa de vos,
santiguada con tu presencia,
e intolerante a tu resistencia
de no dejarte amar en esta vacía primavera.
Una palabra tuya, es liturgia para mi alma,
yo, he sido la más creyente, del diario de tu mirada.
Incapaz de una blasfemia en contra de tu nombre,
he sido bendecida, por la dicha y venia
de poder pronunciar tu sacro nombre.