Arvela1957

Presencia Cotidiana.

En el gris ritmo de la oficina fría,
entre papeles, tinta y luz de pantalla,
surgiste tú con tu quieta armonía,
una primavera que sin querer calla.

 

Eras el verso suelto en el informe,
la suave pausa en el estrés diario,
un territorio de tranquilo hormigueo,
un amor callado, discreto y necesario.

 

Nunca hubo un beso, ni una confesión,
solo el lenguaje de las miradas breves,
un café compartido sin pretensión,
y el eco de un \"buenos días\" que se lleva el aire.

 

Tal vez la rutina, cómplice y celosa,
tejió este encanto de cristal y sombra,
donde la ilusión, silenciosa y hermosa,
creció sin esperar una respuesta de otra manera.

 

Y hoy, al mirarte en tu escritorio lejano,
guardo el recuerdo de un sentimiento puro,
de un amor imposible, noble y humano,
que se hizo fuerte por permanecer en lo oscuro.

 

No fue un fracaso, no fue un desatino,
fue un jirón de belleza en la jornada,
un aprendizaje de un camino digno,
una semilla de ternura guardada.

 

Así, compañera de camino y sueño,
te agradezco en silencio y desde lejos,
por este afecto de invierno y este empeño,
de ser, sin ser, uno de mis espejos.