Manuel Valles

Nocturno

Yo veo esta calle cuando de noche llego

y soy un habitante lúgubre sobre ella,

desdibujado entre sus vapores viejos.

 

Me gustaría platicarle de mis penas

y recoger con mis dedos el olvido,

sentado en el poyo de mi muro en ruinas.

 

Y compartir la luna sobre una mesa

en rebanadas de luz a los mendigos

y aquel viento que me aguarda, taciturno,

a esta hora de la noche en que soy lamento

y la calle un cementerio de mis muertos;

 

a esta hora de la noche en que uno está solo

y hay un farol en una esquina, sin almas,

y hay un ramaje crecido por la lluvia

y un pesado olor a tabaco marchito

y un perro herido por la noche vacía.

 

¿Por qué no te escondes, calle, cuando llego?

¿Por qué te me presentas palurda y quieta,

con tus horrores y tus noches de infamia

y la tristeza pegada en tus banquetas?