Marcelo Incani

Bajo el agua, ella sonríe

“Bajo el agua, ella sonríe”

 

Caímos sin miedo,

como si el cielo se hubiera rendido

a la gravedad de nuestros cuerpos.

 

El mundo ardía arriba,

pero allí, en el fondo líquido,

solo existía el pulso del corazón.

 

Sus ojos eran tregua,

una promesa que temblaba

antes de hacerse palabra.

 

La salvé,

aunque quizás fui yo quien se hundía.

 

Y en la orilla

el mar nos devolvía distintos:

ella con la duda en los labios,

yo con el alma en llamas.

 

Después vino la lluvia,

y su paso, firme, hacia mí.

No supo que el destino la esperaba

con una sonrisa más fría que el agua.

 

Aún sueño con ese instante:

cuando la guerra calla,

y el amor respira…

aunque solo sea para morir despacio.