El otro día me dijeron que era amable.
AMABLE me quedé pensando yo.
Una palabra, cinco letras, tres vocales.
Adjetivo calificativo, singular, simple y común. Y sin embargo, aún siendo tan común,
me dio tanto en lo que pensar.
Amable significa: atento, complaciente, afectuoso, ¿no?
Cierro los ojos y mi mente bulle,
pasan más palabras por mi cabeza.
Lamentable, aquello merece ser llorado.
Encomiable, aquello digno de alabanza.
Responsable, que pone cuidado en lo que hace.
¿Entonces amable?
¿Aquello que merece ser amado?
¿Aquello que es digno de amor?
¿O que pone amor en lo que hace?
¿Al ser amable yo era la que amaba
o la que recibía el amor?
Sonreí sabiendo la respuesta: ambas.
Intrínsecamente.