Dominatorque

No cesa la lluvia

 

 

 

Se derrama en lágrimas la noche,

tras los cristales de cuatro paredes,

sobre el plisar de tornasoles ,

que mis ojos, bailan desenfocadas.

 

Se me confunden los reflejos,

que el vidrio intercambia, de soledades y altura.

Persigo gemas de mercurio,

con los dedos sensitivos.

como sí mi mano entera, en su caricia fría.

encontrase idénticas, otras anudadas,

sobre la dulce esencia del fuego callado.

 

No cesa el viento en mis raíces,

ni el timbal de los charcos negros.

No cesa el relincho de la yegua blanca,

cabalgando entre las nubes,

a veces calmada,

a veces desbocada,

 

Se me desciende el pecho hasta el hambre,

cuando de golpe y tras mis miedos.

ella baja fulgurante en estampida.

a beber de mis manos huecas.

ciegas de luz , hacedoras de sombras.

 

No cesa la lluvia,

no cesa la noche, ni su tormenta nívea,

no cesan las Lunas de los cuatro vientos,

ni el pentagrama de gotas, tras mi ventana rota.